Asia

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Esta original novela del maestro ruso Turguéniev destila con ternura una sorprendente historia que nos conduce a través de los laberintos de la pasión y el deseo, para desembocar en un imprevisto desenlace, en un electrizante final, donde descubriremos el misterio de ese poderoso sentimiento que llamamos amor

Autor: Iván Turguéniev

ISBN: 978-84-15458-57-9

Páginas: 96

Formato: 13×21
Categoría:

En realidad se llamaba Ana, pero todo el mundo la llamaba como al continente. No había conocido jamás una mujer tan dinámica, tan enérgica. No estaba quieta un instante; se levantaba, entraba en la casa y volvía a salir, canturreaba y reía con frecuencia, y de una forma muy extraña: daba la impresión de que no le hacía reír lo que estaba oyendo, sino las ideas que le venían a la mente. Sus grandes ojos miraban con franqueza, sinceridad y resolución, pero algunas veces entrecerraba los párpados, y entonces su mirada se tornaba profunda y tierna.

Esta original novela del maestro ruso Turguéniev destila con ternura una sorprendente historia que nos conduce a través de los laberintos de la pasión y el deseo, para desembocar en un imprevisto desenlace, en un electrizante final, donde descubriremos el misterio de ese poderoso sentimiento que llamamos amor.

Autor

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/7/72/Turgenev_by_Repin.jpg

 

El estilo artístico que creó influyó no solo en la poética de la novela rusa, sino también de la de Europa occidental de la segunda mitad del siglo XIX. Iván Turguénev fue el primero en la literatura rusa en estudiar la personalidad del «hombre nuevo»:1​ los años sesenta, sus cualidades morales y sus características psicológicas, gracias a él el término «nihilista» fue ampliamente utilizado en ruso.2​ Abogado de la literatura y la dramaturgia rusas en Occidente.

 

De vuelta a su país, inició su carrera literaria con relatos que se inscriben dentro de la estética posromántica del momento (años treinta), mientras trabajaba como funcionario público, cargo que abandonó en 1843 por un gran amor, Pauline Viardot, cantante rusa constantemente en gira, con la que Turgueniev mantuvo una apasionada relación.

Con la publicación en 1852 de Apuntes de un cazador consolidó su fama de escritor, al tiempo que era condenado al destierro de sus propiedades por parte del gobierno con motivo de un artículo sobre Gogol, autor considerado subversivo. Siguió escribiendo relatos hasta que publicó su primera novela, Rudin (1856), en la que desarrolla por extenso su teoría de los hombres «superfluos», jóvenes intelectuales formados en la universidad e inflamados de ideas revolucionarias, incapaces, sin embargo, de operar en la sociedad.

Siguen la misma línea las novelas Nido de hidalgos (1859), donde defiende ideas eslavófilas, y Vísperas (1860). En parte como respuesta a las acusaciones (recibidas por esta última) de no crear héroes positivos, escribió Padres e hijos (1862), en la que retoma sus ideas sobre los nuevos hombres progresistas, que él denominó «nihilistas», y con la que le llegó el reproche de los críticos sobre su condición de rentista que alienta de forma prudente, y sólo con la pluma, ideologías reformistas.

Turgueniev, dolido, se mantuvo a partir de entonces alejado de las controversias ideológico-políticas del momento. Mientras tanto, se había instalado ya definitivamente fuera de Rusia, a caballo entre Alemania y Francia, donde continuó escribiendo algunas novelas cortas (Aguas primaverales, 1870), relatos y algún drama y poemas en prosa. Murió en Francia al lado de Pauline, la familia de ella y algunos amigos escritores.

Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Iván Turgueniev». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004

 

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