España tuvo en la segunda mitad del siglo XVIII un nutrido grupo de hombres ilustrados y entregados con pasión y talento a la tarea de incorporar a su país al progreso moral y científico de otras naciones europeas.

Existían los hombres, y existían la inquietud y el afán de avanzar al ritmo que exigían los nuevos tiempos. Y es muy probable que de no haberse producido la invasión napoleónica y la guerra de la Independencia, que llevó de nuevo al trono a Fernando VII, hubiésemos podido adherirnos al movimiento europeo de la cultura y de la democracia, al ritmo necesario.

La sensibilidad romántica que domina casi todo el siglo XIX se preludia ya, en el último tercio del siglo XVIII, y la actitud crítica y reformadora, que toma, a fines del pasado siglo, la generación del 98, tiene un gesto precursor en el talante crítico y en la inquietud social de nuestros ilustrados del siglo XVIII: Jovellanos, Moratín, Goya, Cienfuegos, Quintana, Blanco White…

El presente volumen se ocupa de su vida y de su obra: poetas, pintores, hombres de letras, viajeros ilustrados… cuyo espíritu rebelde y heterodoxo les llevó, en ocasiones, a la cárcel o al destierro, y que hicieron compatible un fuerte sentimiento de amor a su país con un sincero afán de reformas sociales, un amor ardiente a la humanidad y un odio a la intolerancia y a la injusticia.

José Luis Cano (Algeciras, 28 de diciembre de 1911–Madrid, 15 de febrero de 1999). Poeta, ensayista, traductor y crítico literario.

Es, probablemente, uno de los mejores conocedores de la poesía de la generación del 27, de la que se erigió en valedor en una época tan difícil para la cultura española, como fue la que siguió a la Guerra Civil.

José Luis Cano conoció, desde la amistad, a casi todos los grandes poetas del 27, como Emilio Prados –que le presentaría en 1930 a Federico García Lorca–, Vicente Aleixandre –en el que se centra su libro Los cuadernos de Velintonia (1986)–, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre, Rafael Alberti, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, etc. Dedicó una importante y significativa parte de su obra al estudio de todos ellos y a los poetas de las generaciones posteriores. Escribió las biografías de Antonio Machado y Federico García Lorca.

En 1943 crea la Colección Adonais de poesía, que dirigirá hasta 1960, colección por la que se dieron a conocer poetas como José Hierro o Claudio Rodríguez y a la que debemos uno de los más importantes premios de poesía, el Premio Adonais.

En 1946 funda, con Enrique Canito, la mítica revista Ínsula, en la que trabaja primero como secretario, después como subdirector y, a partir de 1983, como director.

Como poeta, cuenta con una obra destacada: Sonetos de la bahía (1942), Voz de la muerte (1945), Las alas perseguidas (1945), Otoño en Málaga y otros poemas (1955), Luz del tiempo (1962), Poesía. 1942-1962 (1964), Poemas para Susana (1984) o Poemas olvidados (1991). En 2001 apareció su Poesía completa.