
La sala número 6
Nº Páginas: 150
Dimensiones: 13 x 21
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Puede usted estar seguro de que llegarán tiempos mejores. Tal vez hallará usted ridículas mis palabras, pero oiga usted lo que le digo: la aurora de un día mejor alumbrará la tierra, la verdad triunfará, y los humildes y los perseguidos disfrutarán de la felicidad que merecen. Tal vez para entonces yo no existiré, pero ¡qué más da! Me regocijo pensando en la felicidad de las generaciones futuras, las saludo con todo mi corazón.(…)
Mi enfermedad consiste únicamente en que en 20 años no he encontrado más que a una persona inteligente en todo el pueblo, y ése es un verdadero lunático.
A los 24 años se hizo médico. En 1886, Chejov se entregó a la literatura. Entre estas dos grandes vocaciones discurrió su vida. «La medicina es mi esposa legítima y la literatura mi amante. Cuando me aburro de una, paso la noche con la otra. Puede parecer escandaloso, pero no es monótono y, además, ninguna sufre por mi infidelidad».
Escribió más de doscientos cincuenta cuentos y novelas cortas, y fue un extraordinario dramaturgo. La gaviota (1896), El tío Vania (1898), El jardín de los cerezos (1904), y Tres hermanas son sus piezas teatrales más memorables.
Antón Chéjov murió prematuramente, a la edad de 44 años, en Badenweiler, Alemania, el 15 de julio de 1904, víctima de la tuberculosis que había contraído a la edad de 20 años. Se cuenta que cuando el doctor que le atendía quiso poner una bolsa de hielo sobre el pecho, exclamó: No se pone hielo sobre un corazón vacío.
Sus últimas palabras fueron Ich sterbe (Me muero). Las pronunció en alemán, idioma que no hablaba. Pidió una copa de champaña, la bebió y expiró.
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