La huella de la Guerra Civil o, en otros términos, consecuencias como el exilio de 1939 perdura en la identidad de los hijos, nietos y bisnietos de los refugiados o de los expatriados durante la posguerra, así como, en general, en la veterana generación actual de hijos de la guerra.
El retorno de los refugiados de 1939 fue excepcional después de la muerte de Franco, debido al transcurso de los años. Sí regresaron, en cambio, muchos miembros de la segunda generación del exilio, compuesta por los hijos de los refugiados, los expatriados durante la dictadura y la nueva oleada de emigrantes económicos politizados en el exterior.
El retorno simbólico del exilio no ha dejado de crecer en la España actual, si bien ha predominado el regreso de la obra de los intelectuales más que los contenidos políticos. Tras un masivo uso público durante los últimos 25 años, se puede afirmar que el EXILIO, con mayúsculas, se ha convertido en parte de la cultura política de los españoles, en patrimonio común inmaterial de un nuevo patriotismo constitucional.
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