¡Ah! ¡Esos novelistas! Si al menos escribiesen algo útil, agradable, consolador… ¡pero descubren todo lo que hubiera de permanecer oculto!… ¡Yo les prohibiría escribir! Porque es incalificable: lee uno… y, aunque no quiera, empieza a pensar, y entonces, toda clase de tonterías le pasan por la cabeza. Ciertamente, les prohibiría escribir, se lo prohibiría en absoluto.
Príncipe V. F. Odoevski
Es Pobres gentes, novela epistolar y primera de las publicadas por el creador de Crimen y castigo, sin duda, una de las piedras angulares de la ingente y magistral obra del maestro ruso. Dostoievski se inspira claramente en El capote de Nikolái Gógol, cuyo patetismo y emotividad le habían impresionando vivamente.
El amor gravita, insondable, por estas páginas en las que con profununda emoción se despliega entre los seres marginados, las familias miserables, y en definitiva, sobre esas Pobres gentes. El protagonista, Makar Alekséievich, humilde funcionario, protege a Varvara Ale- kséievna y reparte su escasa fortuna entre los necesitados con los que convive impulsado sencillamente por la bondad de su corazón. Una novela apasionante, empática y auténtica que ahonda con des- lumbrante precisión y contundencia en la condición humana y en la necesidad del amor y la solidaridad entre los hombres.
Autor
Fiódor Dostoievski (Moscú, 1821-San Petersburgo, 1881) fue el segundo de los siete hijos del matrimonio formado por un médico autoritario, avaro y alcohólico, y una madre cariñosa y comprensiva. Estudió Ingeniería Militar en San Petersburgo, incorporándose al ejército con el grado de subteniente, cargo que pronto abandonaría para dedicarse por entero a la literatura.
A los 24 años, tras la publicación de su novela Pobres gentes, se convirtió en una celebridad.
El doble (1846), Una novela en nueve cartas (1847), Noches blancas (1848), Humillados y ofendidos (1861), Notas de invierno sobre impre- siones de verano (1863), Crimen y castigo (1866), El jugador (1867), El idiota (1868), Los ende- moniados (1872), y Los hermanos Karamazov (1879), novela que el propio Dostoievski reco- noció como su obra maestra, en la que conden- sa los temas más característicos de su literatura: profundos análisis psicológicos, la relación del hombre con Dios, la angustia moral del hombre contemporáneo y la defensa de la libertad hu- mana, constituyen el legado de uno de los escri- tores más relevantes de la literatura universal.
San Petersburgo, ciudad a la que tanto amó y escenario de sus mejores obras, vio morir, un
9 de febrero de 1881, «al mejor conocedor del alma humana de todos los tiempos», en pala- bras de Stefan Zweig. Una vida apasionante, jalonada por una desbordante creatividad, una cruel y devastadora enfermedad, y una patoló- gica afición al juego que le condenó a la ruina económica en diversas etapas de su vida.
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