Ciudad en la historia
Iberia, Roma, Damasco,
Israel, Persia, Bizancio,
Castilla, España (y América
plantando otras nuevas Córdobas),
Córduba, Qúrtuba, Séneca,
Osio, Averroes, Maimónides,
Ibn Hassán, Ibn Zaydún, Mena,
Góngora, Saavedra, el Inca
Garcilaso, cordobés
de Hispanoamérica,
como lo fuera don Álvaro,
hasta llegar a Valera
y la pléyade de «Cántico»
y tantos y tantos otros…
¿Quién sembró aquí esa semilla
que floreció en tantos fustes
de inteligencia y belleza
como pueblan la Mezquita
siglo a siglo, ante una misma
ribera y un mismo río
fluyendo en ondas de tiempo
en torno a una eterna Córdoba?
Córdoba. Puerta del tiempo, al margen de un tanto ingenuos y bienintencionados patriotismos locales, pocas ciudades a lo largo de estos últimos veinte siglos pueden ofrecernos un conjunto y una continuidad diacrónica de obras y figuras literarias e intelectuales de rango tan relevante y significativa proyección como la capital cordobesa.
Si a esto añadimos que tal florecimiento lo logra en las cuatro lenguas y culturas distintas que por aquí han pasado y convivido –el latín, árabe, hebreo y castellano–, junto al carácter innovador y, a veces, ideológica y estéticamente casi revolucionario que tuvieron las mejores creaciones de los hijos de esta tierra (y a pesar de ser este un hecho cultural reconocido por la mayoría ilustrada), quizá no dejará tampoco de sorprender a quienes de manera sucinta y en su conjunto repasen el panorama secular de este extraordinario fenómeno sobre el que intentamos reflexionar, más o menos líricamente en estas páginas.
Autor
Carlos Clementson (Córdoba, 1944) es doctor en Filología Románica por la Universidad de Murcia; ha impartido su docencia en la Universidad de Córdoba.
Su permanente dedicación a la traducción literaria le ha llevado a verter al verso castellano diversos panoramas poéticos de la Romania, así como una antología de Joachim Du Bellay, bajo el título de Lamentos y añoranzas (Les Regrets), en 1992, más otras de Sophia de Mello Breyner, Fernando Pessoa, y la más reciente de Manuel M.ª Barbosa du Bocage (2017), estas dos últimas en Editorial Eneida.
En 2010, su Alma minha gentil (Antología general de la poesía portuguesa), en dicha editorial, mereció el Premio a la Traducción Giovanni Pontiero, concedido por el Instituto Camões y la Universitat Autònoma de Barcelona.
En 2011, publicó Cisne andaluz (Nueva Antología poética en honor de Góngora), así como Esta luz de Sinera (Antología general de la poesía catalana), seguidas de Sinfonía Atlántica (Antología general de la poesía gallega) en 2012, y Las rosas de la vida (Antología de la poesía francesa), en 2015. Más recientemente han visto la luz La belleza es verdad (Antología de la poesía inglesa) en 2018, y Bellas estrellas de la Osa (Antología de la poesía italiana), en 2023. Dicha labor traductora no la considera del todo ajena a su personal lírica de creación, capítulo en el que lleva editados una quincena de poemarios, desde Canto de la afirmación (1974), premio Polo de Medina, Del mar y otros caminos, accésit del premio Adonais (1979), Archipiélagos, premio José Hierro (1995), La selva oscura, premio Juan de Mena (2002), o el más reciente Retablo para una Edad de Plata (2018).
En 2018, en la Universidad de Córdoba, publicó su abarcador estudio y antología bilingüe de Pierre de Ronsard, bajo el título de Poesía, obra que ha obtenido el premio Nacional a la Traducción otorgado por la une.
Presentación
Córdoba, puerta del tiempo
(la lección de una ciudad)
Creo que, al margen de un tanto ingenuos y bienintencionados patriotismos locales, pocas ciudades a lo largo de estos últimos veinte siglos pueden ofrecernos un conjunto y una continuidad diacrónica de obras y figuras literarias e intelectuales de rango tan relevante y significativa proyección como la capital cordobesa.
Si a esto añadimos que tal florecimiento lo logra en las cuatro lenguas y culturas distintas que por aquí han pasado y convivido –el latín, árabe, hebreo y castellano–, junto al carácter innovador y, a veces, ideológica y estéticamente casi revolucionario que tuvieron las mejores creaciones de los hijos de esta tierra (y a pesar de ser este un hecho cultural reconocido por la mayoría ilustrada), quizá no dejará tampoco de sorprender a quienes de manera sucinta y en su conjunto repasen el panorama secular de este extraordinario fenómeno sobre el que intentamos reflexionar, más o menos líricamente en estas páginas.
A este permanente carácter de innovación, por no hablar de «vanguardia» –concepto ya anquilosado y estéticamente inoperante que en modo alguno sería aplicable a un dinamismo cultural como el de Córdoba a lo largo de su historia–, habría que añadir, por lo que a la literatura y al pensamiento se refiere, la evidencia de una cierta constante, a lo largo de los siglos, en la elaboración de un discurso literario ennoblecido por una permanente preocupación por la dignidad, sabiduría, riqueza y brillantez de la palabra poética, que va desde los coros de las influyentes tragedias senequianas o los innovadores hexámetros épicos de Lucano, a la lírica arábigo-andaluza, el alto idealismo erótico de Ibn Hazn, el audaz racionalismo de Averroes, o bien la voluntad de un más noble discurso poético por parte de Mena, Góngora, Carrillo y Sotomayor o Miguel de Barrios; preocupación que llegará a la innovadora estética modernista y parnasiana de Manuel Reina, la suntuosa y palpitante brillantez lírica de García Baena, o la compleja creatividad visionaria de Manuel Álvarez Ortega.
Y no echemos tampoco en el olvido que innovadores movimientos literarios como el Romanticismo e incluso la novela psicológica realista vinieron de la mano de otros egregios cordobeses como el Duque de Rivas y don Juan Valera, hasta la notoria personalidad andaluza propia que la lírica del grupo «Cántico», bajo el impulso de Ricardo Molina, alma de la revista de igual título, mostró en el panorama de la poesía española de postguerra.
Así pues, el presente libro, bajo la forma de una cierta «épica de la cultura», supone un apasionado intento de aproximación lírico-didáctica a la historia espiritual de Córdoba, desde sus mismos orígenes, a través del pensamiento y la creatividad poética y literaria de sus mejores hijos, a ese proverbial y casi tópico, pero no por ello menos cierto, espíritu ecuménico de integración cultural que tanto la ha caracterizado en sus mejores momentos como paradigma universal de un tipo de convivencia cívica, intelectual y religiosa, con sus inevitables roces circunstanciales, a lo largo de los siglos.
Entraña asimismo la constatación diacrónica de la especial y casi innata capacidad de esta tierra (que quizá pueda provenir de ese su ancestral poso de culturas, de su carácter de cruce y crisol de diversas concepciones de vida) en el alumbramiento de dicha serie de egregias personalidades –filosóficas, humanísticas, científicas y literarias— de destacada significación a lo largo de las distintas etapas de una civilización, si occidental por sus mismas raíces y situación geográfica, en fecundo diálogo también con la más luminosa sabiduría del Oriente; todo ello, y en sus momentos más señeros, fruto de una abierta disposición receptiva a todos los vientos del espíritu, soplasen desde los más diferentes y aún opuestos puntos de la rosa.
El presente libro, y bajo expresión lírica –pretende ser un poemario, no un tratado de historia– insiste también en esa característica predisposición de esta urbe a suscitar, a lo largo de los siglos, y desde ha ya dos milenios, un cierto tipo de discurso poético, muy peculiar y diferenciado, en una continuada pléyade de creadores autóctonos, muy determinantes en los diversos rumbos de la literatura peninsular; un discurso literario particularmente caracterizado por su selección, brillantez y riqueza, así como por su carácter de novedad y descubrimiento, de original innovación y de cambio, tanto en el plano ideológico como estético, a lo largo de los diversos períodos de su dilatada existencia.
Pero ante todo, este poemario pretende subrayar la germinativa capacidad de síntesis tanto religiosa como intelectual, e incluso racial y cultural, de esta que ha sido calificada por Arnold Toymbee como una de las más características «ciudades de destino», y cuyo pasado puede ofrecerse hoy a ciertos pueblos como espejo de concordia entre lo diferente y de armonización de lo distinto, así como de fructífera conciliación, en la fundamental unidad humana, de la seductora diversidad y compleja belleza de plurales maneras de entender la vida.
La presente edición es una nueva versión, a la vez reducida y ampliada, corregida y considerablemente aumentada del libro Córdoba, ciudad de destino, y que ahora, enriquecida con la colaboración plástica de tantos artistas admirados y amigos, más una serie de nuevos poemas, este poeta ofrece a la ciudad que lo viera nacer y que con su nobilísimo ayer y fecundo presente lo alimentara a lo largo de sus días.
Para información del posible lector hacemos constar que en esta nueva edición y refundición de aquel anterior volumen que ha llegado a ser hoy día esta Córdoba, puerta del tiempo se han eliminado la mayoría de los poemas esencialmente líricos y de carácter exclusivamente personalista u otros de temas excesivamente didáctico y filológico (en conjunto más de una veintena de páginas), y se han añadido otros, de índole lírico –didáctica en homenaje a estas insignes figuras que jalonan nuestra historia, nuevas composiciones que llevan los siguientes títulos: El primer poeta de Hispania, Perduración y muerte de Lucano, Los invasores (Córdoba, siglo XII), La novia judía, El soldado, Plaza de las Tendillas y Puerta del tiempo (Itinerario andante por la Ciudad Áurea, poema recapitulador con el que se cierra el presente poemario.
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