A lo largo de la historia de la humanidad, el dibujo ha sido uno de los lenguajes relevantes de las personas para comunicarnos, ya que a través de él podemos exteriorizar nuestras percepciones, pensamientos y recuerdos archivados en nuestras mentes, al igual que es un medio idóneo para expresar las emociones y afectos más recónditos que tenemos. En este sentido, el dibujo se convierte en una manifestación gráfica de los conceptos y las emociones más significativos de niños y adolescentes.
Todo esto no ha pasado desapercibido a docentes y psicólogos que han investigado en el mundo gráfico infantil, por lo que han entendido que es un instrumento eficaz para conocer aquellos sentimientos que no desean o no son capaces de comunicarlos verbalmente.
Y si hay un tema de singular relevancia para conocer el desarrollo de sus afectos es precisamente el dibujo de la familia. Pero hay que ser precisos metodológicamente a la hora de interpretar los significados de las escenas que elaboran sobre un tema tan sensible como es el indicado, ya que habitualmente se cae en la improvisación y en la subjetividad, que pueden ser muy nocivas por los errores que se derivan de interpretaciones faltas de rigor.
Así pues, en este libro se abordan las distintas formas familiares que se dan actualmente en la sociedad desde el punto de vista de los hijos y de cómo ellos entienden sus relaciones de afectos y conflictos que se manifiestan en las escenas que han representado.
De este modo, se analizan con criterios rigurosos los dibujos que han sido el resultado de las numerosas investigaciones dirigidas por el autor en las aulas en las que ellos estudiaban, desde las edades en las que comienzan a ser capaces de trazar la figura humana, es decir, a partir de 4 años, hasta los 13 años, en los inicios de la adolescencia. De ahí que en el libro se muestren y analicen 152 dibujos a color, referidos a las diversas formas de las familias, tal como ellos mismos las realizaron.
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